martes, octubre 07, 2008

Bajo el signo de Villoro

Publicado en Milenio Semanal.
“Hay que desconfiar muchísimo de las autodefiniciones”, dice Juan Villoro, y sin embargo se define como una persona nerviosa, curiosa y dispersa, que empieza haciendo una cosa y sigue con otra, como en un continuo zapping mental y de intereses. Esa diversidad de gustos lo lleva constantemente a la indecisión, característica que define a los nacidos bajo el signo zodiacal Libra, quienes, como Juan, viven moviendo los platos de la balanza: buscando un equilibrio que rara vez encuentran.

Para responder a una pregunta tan abierta e incontestable como ¿Quién eres?, Villoro recurre, para sorpresa de quien lo cuestiona, a la astrología; rompiendo con el prejuicio de que todo periodista debe ser escéptico, en nombre de la objetividad a la que se comprometió; y dando espacio al escritor, que, como él mismo dice, es muy difícil que sea escéptico, “porque la literatura es una forma de creencia, una representación de la realidad no sistematizada, de sueño dirigido; si crees en ese sueño dirigido, hay muchas cosas que te interesan que no son explicables racionalmente”.

Así, el acreedor al premio Xavier Villaurrutia en 1999 se confiesa apasionado de la astrología y, aun más, influido por ella en el desarrollo de una personalidad que a no pocos atrae y sorprende.

“Me interesa muchísimo, de una manera intuitiva, que quizá es la mejor para acercarte a la astrología; he tenido conversaciones con astrólogos que me han parecido fascinantes y al mismo tiempo, a lo largo de la vida me he ido vinculando con signos, creo que todos tenemos un club de signos y eso es asombroso e inexplicable, pero yo lo constato a diario: mi vida está muy influida por Piscis, Acuario, Libra mismo y algunos otros. Eso es muy curioso”.

A mí me resulta más curioso que un periodista como tu crea en el Zodiaco...

“Es más raro porque el periodista es más objetivo y busca la verdad, pero cuando te das cuenta que estás hablando con una persona y su vida ha tenido que ver con cosas que están en el Zodiaco, pues ya puedes dejar de sorprenderte. Es como cuando vas a un tratamiento de medicina alternativa: puedes llegar con todo el escepticismo del mundo y sorprenderte de los resultados, muchas veces inexplicables”.

La conversación empieza a rayar en el misterio al caer en la cuenta de que ésta entrevista, sin querer, tuvo lugar el 24 de septiembre: el cumpleaños de Juan. El asombro se condimenta con la honestidad que le caracteriza, cuando admite que de chico solía leer la revista “Duda”, de corte precisamente esotérico y de dudosa objetividad, que se editaba a principios de la década de los setenta.

“El periodista, aunque parte de un deseo de objetividad, se encuentra frecuentemente con cosas indemostrables. Cuando yo era chavo leía mucho una revista que se llamaba Duda y era una revista muy esotérica, muy mafufa: hablaba de ovnis, de profecías egipcias, de misterios no resueltos... no era muy rigurosa pero era fascinante. Su slogan podría ser el slogan del periodismo, sobre todo del que se puede practicar en México: ‘Lo increíble es la verdad’. Muchas veces cuando estás haciendo un reportaje, lo que resulta increíble es lo auténtico, más en una realidad como la mexicana. Entonces el periodista por más ganas que tenga de ser sensato, se encuentra con muchas zonas difíciles de relatar”, confiesa.

Esa década groovie y revolucionaria en que surgió la revista Duda sirve de contexto para explicar, también, por qué Juan Villoro cree en una disciplina vilipendiada y tradicionalmente menospreciada por los intelectuales. “Como yo estuve muy cerca del movimiento hippie, la era de Acuario y estas cosas, siempre me interesaron mucho los signos del Zodiaco”.

La charla llegó a un punto que sólo la palabra “bizarra” ayudaría a describir, pues mientras hablaba, su actitud y algunas de las cosas que decía me recordaron inevitablemente a alguien... Le confesé que también soy Libra y no sólo me preguntó mi fecha de nacimiento, ¡¡sino la hora!! Algo que hubiera esperado de alguna amiga, o del novio de mi tío, que lee las cartas, pero jamás de Juan Villoro. Para completar el cuadro, lanza otra serie de preguntas desconcertantes: “¿Eres meticulosa, observadora, criticona? ¿Te han sacado tu ascendente? Yo creo que eres virgo. Bueno y un poco más aterrizada que otros Libra, porque ellos son aire y Virgo es tierra. Pero bueno, hay que ver a qué hora salió el sol...”

Al hablar de su personalidad, éste escritor no puede evitar, como buen librano, hacer un determinado elogio de la duda, no como herramienta de conocimiento sino como una actitud.

Tengo la impresión de que eres una persona de eternas preguntas, pero ¿las has resuelto?

“No, afortunadamente no. Yo creo que el infierno es perder la curiosidad, no estar interesado en los demás, en el otro, y no tener estas ganas de averiguar algo. Cuando sientes que sabes todo, que no tienes dudas, que tus certezas son absolutas y que eres una persona de una pieza, creo que estás muerto. Intelectualmente sólo puedes estar seguro cuando pones las cosas en tela de juicio.

Yo creo mucho en eso, la vida no solo está hecha de lo que haces sino de lo que podrías lograr en un momento dado. Y en ese sentido las dudas son muy estimulantes, porque constantemente te dicen ‘no llevas una vida, llevas muchas vidas’, si te lo planteas correctamente puedes optar de muchas maneras y más vale interrogarte al respecto, yo creo que eso es muy rico”.

Pero las dudas también son inquietantes, ¿no?

“Por supuesto, y Libra tiene una indecisión pero que no se debe a que quiera ser arrebatado o pasar de un lado a otro, sino lo que quiere Libra es el equilibrio, pero al buscarlo, al buscar siempre el justo medio, está siempre inclinando más un plato de la balanza o el otro. Entonces necesariamente la duda te lleva a sopesar circunstancias y estar primero de un lado y luego en otro, siempre en un vaivén. Pero eso es más interesante, el lugar más interesante es estar en un hueco entre dos opciones. Es lo más interesante, cuando hay disyuntivas, alternativas. Yo creo que la vida es un lugar a dudas.

Y si la astrología tiene algo que decir al respecto, creo que me ha influido bastante el ser Libra”.

¿Cuál es la mayor complicación de éste carácter para ti?

“Un problema que tengo es la dispersión. Empiezo a hacer una cosa y sigo con otra, esto tiene que ver con mi trabajo mucho, empiezo con un tema a escribir un reportaje, continúo escribiendo un cuento para niños, sigo con un capítulo de una novela y al final ya no sé que hice. Me gustan muchas cosas muy distintas y eso a veces me lleva a conflictos de decisión muy grandes: quiero ir al teatro y ver el fútbol, o estar con la familia; y los placeres suelen ser incompatibles. Aquel que quiere tener placeres simultáneos muchas veces se mete en problemas fuertes, esto tiene que ver no solo con las relaciones amorosas sino con la forma en que organizas tu vida; entonces a veces me pasa eso, que siendo una gente dispersa, tengo tres cosas favoritas al mismo tiempo. Es complicado”.

Esa dispersión tan propia de los periodistas la tiene Juan en su estudio, pero tiene la superstición de considerar que al menos sabe dónde pone las cosas. “A mí me tranquilizó mucho llegar al estudio de José Emilio Pacheco y ver el inmenso desorden en que vive una de las mentes más ordenadas de México, y él me contó que una vez perdió un zapato entre sus libros y se tardó meses en encontrarlo, de tantos libros que había en el suelo, eran como las arenas del desierto. Eso me confortó muchísimo”, relata sin esbozar la menor sonrisa, a pesar de su sarcasmo.

Pero tan propio de los periodistas es el caos, que Juan sugiere desconfiar enormemente de un escritor o periodista que tiene su escritorio ordenado, pues eso suele indicar que no trabaja mucho.

¿Cómo has hecho para mantenerte en una sola pieza?

“Quizá por haber estado en el Colegio Alemán, desde niño tengo una disciplina grande y un sentido de culpa enorme; porque si no estoy haciendo las cosas como debería hacerlas, de inmediato el pequeño comandante que me introyectó el Colegio Alemán me llama la atención y me arresta. Entonces tengo un sentido de la responsabilidad exagerado. Esto tiene que ver con dos o tres cosas: el haber sido primogénito, que siempre recibimos en el camino un mandato de hacernos cargo de los pequeños, en una familia donde además mis padres se divorciaron y yo me quedé como el responsable de muchas cosas, y luego el Colegio Alemán; entonces esas 3 cosas me convirtieron en alguien que tiene una ansiedad de control muy fuerte”.

Se trata de un temperamento bastante contradictorio, como él mismo lo reconoce, pues los libranos, como él, todo el tiempo están en una lucha consigo mismos, pero ese sentido del deber y la disciplina que le inculcaron han impedido que la dispersión de los intereses y los placeres lo conviertan en una persona que está en todos lados y en ninguno.

“Pero esto es provisional, como la meteorología, que tiene momentos de orden y luego viene el huracán y ahí si estoy en la dispersión absoluta y ya no sé porque hago tantas cosas al mismo tiempo”.

¿Entonces es un mal incurable?

“Yo digo que sí, las cosas solo se agravan. Solo tienden a ponerse peor. A partir de cierto momento ya no cambias, solo engordas un poquito. Lo más importante en tu vida te ocurre antes de los doce años. Lo que te forma verdaderamente es la infancia, la gran escuela. Luego ya nos modificamos levemente, a partir de los cuarenta ya somos animales de costumbre; quizá antes pero a partir de los cuarenta ya es muy difícil modificar las neurosis que se han convertido en rituales personales, cosas que ya están dentro de ti”.

Entonces con los años, en vez de reinventarte ¿te vas rehaciendo tu solo? ¿Cociéndote en tu mismo caldo?

“Sí, yo creo que uno puede organizar la vida de tal manera que muchas cosas que parecen confusas en un tiempo, a la larga van encajando unas con otras. Yo tengo la ilusión de que la dispersión en que vivo, al cabo de los años tenga una apariencia de versatilidad; que el haberme interesado por cosas muy diversas, parezca más una variedad que un caos. Por supuesto, mientras lo estás viviendo lo vives más como un caos.

Pero las cosas se pueden ordenar un poco al cobrar perspectiva y revisarlas con el tiempo. Esto tiene que ver también con el proceso de escritura, me pasa muchas veces que empiezo a escribir sobre un tema, tanto de ficción como de no-ficción, de pronto doy un rodeo porque algo me llama la curiosidad, y eso es lo que yo buscaba en secreto pero no lo sabía”.

Por eso, Juan Villoro invita a no quejarse tanto del desorden y los accidentes, porque hay accidentes productivos. “Lo que pasa es que todo lo que no controlas te desestabiliza, te pone nervioso y te hace pensar que eres un mal alumno del Colegio Alemán”.

Y concluye puntualizando su librana defensa de la duda: “Las dudas no son necesariamente negativas, pero a veces les tenemos mucho miedo y queremos certezas. Uno de los sentidos de los libros de autoayuda –que en buena medida explican su auge actual- es el hambre de certezas que tenemos: queremos certeza sobre las calorías, sobre el sexo, sobre la autoridad, la pérdida de pelo, etc. Creo que es mucho más interesante quedarse con la duda, mientras te preguntas la vida tiene sentido”.

martes, septiembre 23, 2008

Sobrevivir al convoy

Hay una cosa de la que un suicida está seguro cuando decide arrojarse a las vías del Metro: que logrará su objetivo y morirá. Pero apostar al impacto de un convoy del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro como un suicidio infalible puede ser una empresa riesgosa: al menos 6 de cada 100 arrollados sobreviven y sufren múltiples lesiones o incluso pierden miembros de su cuerpo, asegura el director del STC, Francisco Bojórquez.


Texto y fotos: Claudia Altamirano

338 toneladas de acero corriendo a 75 kilómetros por hora son argumento suficiente para creer que, cruzarse en el camino de este tren es una muerte segura, idea afianzada por los 750 volts de la barra guía. Convencida de ello, una mujer de 60 años se arrojó en junio pasado a las vías de la estación Ermita. Cuando el personal de seguridad bajó a buscarla, la mujer salió arrastrándose entre los rieles, sucia pero sin un solo daño a su cuerpo, dejando atónito al personal de la estación.
Como ella, en lo que va de 2008 otras cuatro personas que intentaron quitarse la vida de esta forma fallaron, dos hombres y dos mujeres más, de edades entre los 23 y 32 años.

Veinte minutos toma al personal del Metro restaurar el servicio luego de que alguien se arroja a las vías: detener el tren, reportar el incidente, pedir corte de corriente, evacuar el andén; buscar el cuerpo, verificar su pulso y sacarlo, limpiar las vías y reiniciar actividades. Cuando muere, el personal de seguridad levanta el cuerpo –o las partes de él- y lo lleva al local ocho, es decir, el baño. Si vive, se utilizan los colchones neumáticos para levantar el tren: se coloca debajo, se infla y se extrae el cuerpo para llevarlo a recibir atención médica.

Para incrementar las posibilidades de que quien toma esta decisión sobreviva, las autoridades del Metro implementaron las fosas antisuicidio: se trata de una ampliación en el piso sobre el cual pasa el tren, y en lugar de durmientes, hay un hueco de un metro de profundidad en el cual cae la persona que se arroja. De este modo, aunque sufrirá contusiones, evitará ser arrollada por el convoy.

Actualmente, la red del Metro de Ciudad de México cuenta con fosas antisuicidio en las líneas 6, 7 y un tramo de la B. Aunque el director del STC dijo desconocer por qué hay fosas sólo en éstas líneas, el gerente de Seguridad Institucional, Mario Izazola, señala que los costos de construcción resultan demasiado altos para sólo 34 suicidios al año.

Víctima indirecta: los trabajadores

Cuando una persona se lanza a las vías del Metro, el más afectado, después del suicida y su familia, es el conductor del tren. Luego de arrollar a alguien, el chofer debe dejar su trabajo unos días, recibir terapia con psicólogos para superar el trauma, y vivir con ello.

“Nosotros como conductores, nuestra única obligación es conducir el tren. Qué más quisiéramos que el tren se detuviera completamente al frenar”, expresa Gabriel, conductor de la línea B desde hace ocho años.

Apenas llevaba tres semanas conduciendo, cuando Gabriel padeció su primer y único arrollamiento. Al ir entrando a la estación Garibaldi, una mujer con aspecto desaliñado comenzó a caminar hacia atrás, se impulsó con la pared del andén y corrió hacia las vías. “Yo bloqueé el tren desde que la vi que se estaba preparando, pero de todos modos el tren no se detiene”, recuerda Gabriel, quien sólo necesitó llorar abrazado de su perro y unos días de descanso para recuperarse.

Pero no todos lo superan. Aun con las terapias, en la historia del Metro ha habido casos de conductores que ya no regresan, después de haber arrollado a alguien.

El personal de Seguridad también padece cuando se presenta un suicidio. Para Isaac, lo más difícil es tocar el cuerpo, ya sea para verificar si vive, o para extraerlo de las vías. Él es uno de los encargados de levantar los cuerpos –o los restos- de los arrollados, y tenía 20 años cuando levantó el primero.

“La primera vez yo levanté pedazos de piel y de cuero cabelludo, parecía un coco... Le faltaban partes de la cabeza, de la pierna y de una mano. Me sentí normal, porque es como levantar pedazos de carne en una carnicería, el problema es cuando tienes que levantar el cuerpo, cuando no son pedazos, porque ves a la persona”, relata el trabajador.

Asegura que nunca le ha tocado encontrar uno vivo, y se siente afortunado por ello: “Ese es uno de mis miedos, llegar y encontrarlo vivo... Pero en la práctica te chingas porque así son las cosas”.

Cifras:

El Metro mueve a 5 millones de usuarios al día.
En cada vagón caben hasta mil 530 personas
Las líneas más demandadas son la 1,2 y 3
En promedio, hay un suicidio cada 10 días en el Metro, es decir,
entre 34 y 36 al año.
6 de cada 100 sobrevive
Las líneas con más suicidios son la 3,2,1,8 y 9
Las líneas 6,7 y B cuentan con fosas antisuicidio
El DF ocupa el lugar número 15 en suicidios en el Metro, siendo Tokio la primera, París la segunda y Nueva York la tercera.

Fuente: STC

jueves, julio 24, 2008

Sex shop a domicilio

La visita a una sex shop puede ser una experiencia tan vergonzosa para algunos, que prefieren frenar su curiosidad por conocer y probar los aditamentos para el sexo. Pero una nueva tendencia importada de España pretende acabar con esta limitante: la venta de juguetes sexuales a domicilio.

Texto: Claudia Altamirano
Fotos: David Jaramillo y Claudia Altamirano
El asombro de Cynthia va creciendo con cada artículo nuevo que le ofrecen. No se inquieta pero no puede evitar una carcajada cuando le muestran el “príncipe”, un vibrador en cuya cabeza está dibujada la cara de un hombre, con el cabello al estilo medieval. Su novio la mira escéptico, pero las otras chicas justifican al accesorio: “Es para cuando tu no estés”, dicen, y todas se echan a reír.
Se trata de una demostración de Tuppersex, la nouvel empresa mexicana que vende juguetes sexuales a domicilio, a través de una cálida reunión entre amigas en la que conocen de cerca estos productos, sin tener que pasar por el calvario que para muchos implica el entrar a una sex shop.

Al viejo estilo de las demostraciones de refractarios o productos de belleza, en las que un grupo de amigas se reunía en la casa de alguna de ellas para pasar largas horas conociendo, probando y eligiendo los productos que una de ellas vende, acompañadas de café, cigarros y galletas, Efraín Martínez y Abel Uriarte –fundadores de la empresa- convocan a una reunión idéntica, pero con otros productos: en lugar de una crema humectante les ofrece lencería comestible; los perfumes no huelen a flores sino a feromonas y en lugar de envases de plástico, les muestra vibradores en forma de pato, de balas y de pene.

El café y las galletas son sustituidas por vino tinto, fresas y chocolates, acompañadas de música ligera y luz tenue. “Tenemos aquí chocolate para endulzar lo que no sea dulce”, ofrece Efraín, mientras Ruth Vals, su socia, complementa “y si les gusta, les va a gustar más”. Entre risas y constantes bromas sobre el uso de los productos, las clientas observan, tocan, huelen e incluso activan los vibradores para probarlos en la palma de su mano, el antebrazo o el cuello.

La teoría lacaniana del falocentrismo tiene su máxima expresión en los juguetes sexuales, pues de todos ellos, el favorito es el vibrador que emula a un pene, o dildo. Particularmente el multifuncional, que estimula todas las zonas erógenas del área genital femenina: punto G, paredes vaginales, ano y clítoris. Efraín utilizó una analogía muy precisa para referirse a él: “la joya de la corona”, y tardó varios minutos en recobrar la atención de su audiencia, pues el juguete logró acapararla.

El también llamado multiorgásmico parece una joya no solo por su versatilidad sino también por su precio: aunque Tuppersex lo ofrece en alrededor de 400 pesos, en las tiendas su precio varía entre los mil y dos mil pesos, según el número de funciones: si la cabeza es giratoria y retráctil, si es resistente al agua y si tiene batería recargable.

Aun así, el multiorgásmico es uno de los juguetes más vendidos en la cadena de tiendas Erótica, a la par de otros tipos de vibradores -como los anillos para el pene con bala para estimular el clítoris-, los lubricantes y los afrodisíacos.

Pero hay quienes prefieren evitar el riesgo de entrar a una sex shop. No sólo de ser vistos, sino incluso, de ser acosados. Tal es el caso de Cynthia, cuya visita a éstas tiendas fue debut y despedida, pues una vez dentro, un hombre la abordó y le dijo al oído “a ver, ¿qué vas a comprar?”, tras lo cual salió para no volver. En cambio, la reunión de Tuppersex con sus amigas y pareja la hizo sentir mucho más en confianza para preguntar, tocar, oler y probar.

No sustituirlos por otros objetos

El uso de juguetes sexuales no siempre es divertido. El mal uso, la falta de higiene o la sustitución de los juguetes creados con este fin, por otro tipo de objetos, ha llevado en no pocas ocasiones a los usuarios al hospital.

Así lo relata la sexóloga Paulina Millán, investigadora del Instituto Mexicano de Sexología, quien señala que no son los juguetes sexuales los que pueden causar daño, sino su uso inadecuado o su sustitución por objetos como botellas de cerveza.

“Lo que me preocupa son las personas que usan otras cosas, los médicos del Instituto nos han reportado que llegan lastimadas porque usaron una pluma, botellas, una vez encontraron un foco que se había roto... En cambio, no me han dicho nada sobre daño con juguetes sexuales”, refiere la especialista.

Sin embargo, descarta que las personas utilicen dichos objetos como juguetes sexuales por los altos precios de éstos, en su lugar, lo atribuye a la vergüenza que les puede causar el entrar a una sex shop. “Bien usados, creo que los juguetes sexuales son inofensivos”.

Al margen de las materias primas, existen algunos aditamentos en particular con los que el usuario puede lastimarse si no los utiliza adecuadamente, asegura Luis Llanos, representante de la cadena de tiendas Erotika; la bomba de vacío -para lograr una erección- y los anillos de contención -para retrasar la eyaculación-. Si se usan por más tiempo del recomendado, pueden provocar coágulos por la presión y succión que ejercen sobre el pene.

Por tanto, especialistas y vendedores advierten sobre la importancia de no reemplazar los juguetes sexuales con otros objetos y, una vez adquiridos, lavarlos con jabón neutro y agua templada cada vez que se usen. “Se deben dejar secar muy bien para evitar la proliferación de hongos y bacterias, y de preferencia, rociarlos con un spray antibacterial”, agrega Efraín Martínez. No es recomendable, sin embargo, tratar de desinfectarlos con alcohol en gel, porque puede dañar la textura de algunos juguetes, agrega Abel Uriarte. “Y lo más importante es no prestarlos, deben ser de uso estrictamente personal”, puntualizaron los creadores de Tuppersex.




50 años vendiendo dulces en Coyoacán

Claudia Altamirano

Hace medio siglo, el Jardín Hidalgo de Coyoacán era un parque público donde pasear con la familia, con apenas algunos locales comerciales y jardineras. No había puestos tubulares, lonas ni bancas para sentarse. Sólo podía verse entre las filas de autos algunos vendedores que, canasta en mano, iban ofreciendo sus productos a cada automovilista; cuidándose siempre de las autoridades, que los retiraban en cuanto los descubrían.

Una de esos vendedores es Martha Martínez, que entonces era una niña de doce años acompañando a su madre y sus tías a vender dulces de amaranto que ellas mismas fabricaban. Procedentes del pueblo de Tulyehualco, Martha y su familia continuaron con la tradición, iniciada con sus abuelos, de fabricar y vender dulces típicos. "Íbamos al principio mi mamá, dos de mis tías, un primo y yo, pero luego mis tías se casaron y ya no fueron a vender. Andábamos caminando en los parques pero no había tanta gente como ahora, teníamos que acercarnos a los carros con la canasta, ya la gente nada más bajaba el vidrio y nos compraba por ahí pero no se bajaban. Vendíamos más en frente a la iglesia y en una nevería", recuerda la comerciante.

Cuando la familia Texcalpa llegó a Coyoacán, el número de vendedores no rebasaba las veinte personas; entre los cuales Martha recuerda a la señora de los globos, el señor de los rehiletes, el de los merengues. Poco a poco fueron llegando más comerciantes, pero no desconocidos: la prosperidad de la venta en el Jardín Hidalgo hizo que los vendedores empezaran a llevar a sus familiares a vender junto con ellos. "Son los abuelitos de cada giro de hoy", bromea Martha con sus hijos.

Al principio, los policías no los dejaban vender en el parque, por lo que doña Guadalupe se metía con sus hijos a la iglesia cuando eran descubiertos. Pero la renuencia de las autoridades delegacionales a permitir la instalación de vendedores fue mutando y cediendo: con los años, la canasta fue sustituida por un plástico en el piso, luego llegaron las cajas y, después de casi 40 años, se les permitió colocar un puesto tubular. "El delegado no quería que un área cultural se volviera tianguis", recuerda, pero la persistencia de doña Guadalupe, la madre de Martha, rindió frutos: se dedicó a negociar con las autoridades de vía pública y, con el tiempo, no sólo logró que les permitieran instalarse, también formó la asociación Centro Histórico de Coyoacán, que hoy agrupa y protege a los miembros de su familia que se dedican al comercio.

"Yo dejé de ir muchos años porque me casé, pero cuando volví, ya todo estaba cambiado. Pero como mi mamá ya estaba ahí, me fue más fácil entrar nuevamente. Ya había un padrón y varias asociaciones, ya todos estábamos anotados", relata doña Martha. Gracias a sus negociaciones y su empeño, Guadalupe Texcalpa ha podido vender dulces en Coyoacán durante más de cincuenta años, y son ya tres generaciones en la familia las que han vivido de ese negocio, con ocho puestos en total. "No les di herencia, pero que más herencia les podría dar que ésta? Porque el dinero se lo acaban, pero esto no", decía doña Guadalupe a sus hijos cuando les enseñaba a fabricar los dulces.

La familia Ramos Martínez forma parte de los 500 artesanos y comerciantes que fueron reubicados por la delegación Coyoacán en la Alameda del Sur; debido a las obras de sustitución del drenaje y agua potable en los jardines Hidalgo y Centenario. Aunque las autoridades señalan que se trata de una medida temporal y que sólo los mentendrán en la Alameda del Sur por cuatro meses, los comerciantes temen que ya no los dejen volver.

El sábado 5 de abril fue el primer día que la familia Ramos acudió a la Alameda del Sur a vender, pero están a disgusto porque ahi no pasa la gente, apenas venden y se llenan de polvo, tanto ellos como sus mercancías. Ese fin de semana ganaron cien pesos "y hubo gente que ni se persignó".

"No nos dieron opciones", dicen. "Era la Alameda Sur o nada, y pues de estar sin hacer nada a sacar aunque sea unos pesos, pues mejor nos fuimos allá, porque la necesidad nos gana. Aunque todos tienen empleo en diversas dependencias del Sector Salud, consideran al comercio como un ingreso mucho más estable, de ahi su preocupación.

No así en el caso de Roberto, uno de los hijos de doña Martha, para quien el comercio es su única fuente de ingreso. "Ahorita sí nos la estamos viendo difícil", pues tanto él como su esposa se dedican a eso y tienen tres hijos.
Pero su actitud es de conciliación, más que de enfrentamiento. Quieren cooperar con las autoridades delegacionales, resistir esta mala racha y respetar las determinaciones del gobierno "hasta donde se pueda". "Sólo pedimos nuestro espacio para trabajar".

Da chamba GDF a hijo de coordinador del proyecto Bicentenario

Claudia Altamirano

Con el objetivo de "promover el papel de la Ciudad de México en los eventos históricos", el Fideicomiso del Centro Histórico del Distrito Federal gastará 34 millones de pesos en proyectos conmemorativos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución mexicana.
El fideicomiso, cuyo presidente es el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, destinará este año una partida aun no definida de esos recursos a la realización de una serie televisiva cuya producción incluye viajes a las ciudades de Caracas, Bogotá, Quito, Sucre, Santiago de Chile, Buenos Aires y Madrid.

El proyecto, denominado Expedición 1808, será dirigido por la cineasta Patricia Arriaga y su equipo de producción incluye al hijo de Enrique Márquez, coordinador de la Comisión para las celebraciones del Bicentenario en el DF; a pesar de que la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos prohíbe el nepotismo.

Se trata de una gira que realizarán siete jóvenes por los siete países cuyos procesos de independencia iniciaron entre los años 1808 y 1810; incluido España, “pues el 2 de mayo de 1808 se inicia la revolución de mayo en Madrid, suceso que abre la puerta a todos los procesos de independencia iberoamericana”, argumentó Enrique Márquez.

En noviembre de 2007, la Comisión para las celebraciones del Bicentenario lanzó una convocatoria para elegir a siete jóvenes que realizarían trabajos relativos a la independencia en las categorías de cine, literatura, historia, artes plásticas, economía y música. Los ganadores partieron el 4 de marzo pasado a Caracas, ciudad donde inicia la gira durante la cual desarrollarán sus obras.

El sistema INFOMEX del Distrito Federal detalló, en respuesta a una solicitud de información, que el presupuesto autorizado para la coordinación de los festejos del Bicentenario es de 34 millones, 918 mil 42 pesos, tres millones más de lo reportado por el Programa Operativo Anual 2008 del Fideicomiso, que publica un presupuesto de 31 millones.

Pese a que la Comisión a cargo de Márquez es una instancia local, el funcionario sustenta la realización de un viaje intercontinental en la idea de “abrir el ángulo para la divulgación de nuestra historia y no quedarnos sólo con la historia local”.

No obstante, Márquez rechazó que se trate de un proyecto ostentoso y que contravenga la Ley de Austeridad para el gobierno del Distrito Federal.

“¿Quién dice? Nosotros creemos que así se hace mejor. Son criterios. En este caso, ¿quién nos puede determinar qué es lo austero? No es un proyecto dispendioso, es un proyecto muy original”, puntualizó en entrevista con EL UNIVERSAL.

Agregó que los recursos del Fideicomiso podrían no ser necesarios, pues la Comisión a su cargo está generando, paralelamente, una campaña para la obtención de recursos de empresas privadas. Sin embargo, la expedición ya dio inicio, por lo que la producción está ejerciendo ya el presupuesto asignado.

El director del Fideicomiso del Centro Histórico, Mónico Ávila, ha rechazado hablar de este tema, mientras que el equipo de producción de la serie televisiva fue obligado a firmar un acuerdo de confidencialidad, para evitar que cualquier información sobre la realización de la serie sea difundida.



http://www.eluniversal.com.mx/ciudad/89643.html

Una llamada, su regalo navideño

Texto y fotos: Claudia Altamirano

Pocas veces una llamada telefónica había sido tan importante para María. Desde que salió de la provincia de Cañar, en Ecuador, no había podido comunicarse con su madre y, en estas fechas, esa llamada cobra capital importancia.

Detenida en la estación migratoria del Distrito Federal por su condición de indocumentada, María tendrá que pasar la Navidad y el fin de año en la estación y no en su casa; acompañada por otros paisanos a los que recién conoce y no por su familia.


A sus 21 años, es madre soltera de un chico de cinco; quien quedó al cuidado de su abuela cuando su madre partió al norte, persiguiendo un objetivo que quedó truncado: Estados Unidos.

Pero María no llora por no haber llegado. Sabe que el pollero le da otras dos oportunidades más de intentar llegar, por el mismo dinero. Llora por la inminente llegada de una Navidad lejos de su familia y, sin haber podido siquiera, llamarles una sola vez para decirles que está viva.

Su petición fue escuchada por otras paisanas, las titulares de la Asociación de Ecuatorianos Residentes en México (Ecuarmex); quienes llevaron a la estación migratoria un regalo navideño: tarjetas telefónicas de larga distancia para los 31 ecuatorianos allí detenidos.

La melancolía en los rostros de las 11 mujeres y 20 hombres ahi retenidos se esfumó al recibir las tarjetas. Aunque sólo María lo había expresado, todos estaban desesperados por llamar a sus familiares; la mayoría ubicados en Ecuador pero algunos también en Nueva York o Miami. Todos brincaron de sus asientos cuando Rosario Olmedo, secretaria de Ecuarmex, extrajo de su bolso las tarjetas telefónicas, que representan el mejor regalo navideño: la posibilidad de, al menos, saludar a sus seres queridos.

Una posada dentro de la estación y un improvisado festejo navideño entre compatriotas no es suficiente para los expulsados: de su país por la falta de oportunidades y ahora también expulsados del sueño de obtenerlas en otro. Aun así, los ecuatorianos agradecen la tarjeta, la ropa, los zapatos y los artículos de higiene personal que les obsequian. No se quejan de nada, aseguran que en la estación no les falta nada; sólo piden una cosa: estar en Ecuador antes del 24 de diciembre.

Pero esto no será posible en la mayoría de los casos: la saturación en los vuelos por la temporada alta complica su regreso a casa.

La timidez caracteriza a los migrantes ecuatorianos, afirma el personal de la estación de Iztapalapa. Quizá es por ello que, cuando se les pregunta qué necesitan, o si los trata bien el personal del Instituto Nacional de Migración (INAMI), los detenidos aseguran que nada les falta y que todo está bien. Pero basta que uno se anime a expresar alguna inconformidad, para que los demás lo secunden y lluevan las quejas.

Las hostilidades de la secretaria y el trato déspota del médico son sus principales reclamos. “Nos dan la misma medicina para todo”, afirma uno de los chicos asegurados, quien pasó tres días sin dormir bien por el malestar estomacal y renovando su dolor con cada alimento que ingería.

Y aunque los detenidos no se quejan de las condiciones de higiene en la estación, sus paisanas de Ecuarmex buscan acopiar una nueva tanda de donaciones; ésta vez de toallas, pues dicen que al bañarse, las mujeres no tienen con qué secarse y utilizan su propia ropa.

“La secretaria es muy grosera”, acusan al embajador de Ecuador en México, Galo Galarza; quien les ofrece realizar, a través de la representación diplomática, las llamadas que necesiten.

Pero otros piden un favor más: una muñeca para llevarle a su hija. Fredy Paredes, de 35 años, dejó en la provincia de Cuenca a su esposa Maribel y a su pequeña, de quienes guarda fotos en su cartera, junto a la de su hijo fallecido. En otro compartimiento, conserva cabellos de ellas y un poco de tierra de la tumba del niño.

La educación de su hija bien vale el enorme riesgo que corre y los miles de dólares que deberá pagar al coyote; pues la niña “tiene un coeficiente intelectual muy alto”, y su salario no es suficiente para “la educación que ella merece”, dice.

Los villancicos que les pusieron para ambientar el festejo navideño adelantado hacen llorar a Fredy. “Mi hija quería una muñeca, pero ahora me dice que ya no la quiere, que ya sólo quiere que regrese”.
http://www.eluniversal.com.mx/ciudad/88272.html

jueves, mayo 08, 2008

Bebés prematuros, blanco de virus respiratorios

Aunque los médicos señalan que el virus sincicial respiratorio afecta a todos en la infancia, los bebés prematuros son susceptibles de sufrir complicaciones al ser infectados, pudiendo desarrollar bronquiolitis o neumonías que, mal tratadas, pueden derivar en la muerte.

Texto y fotos: Claudia Altamirano
Enviada

Juriquilla, Querétaro
.- Aun no es posible saber qué profesión elegirá, pero la vida de Santiago ya es, a sus tres años, todo un éxito. Con la ayuda de sus padres, sobrevivió numerosas neumonías, sepsis neonatal; un paro respiratorio, otro cardiaco y uno cerebral; enfisema pulmonar, reflujo severo, displasia bronco pulmonar y rotavirus en cuatro ocasiones. Siendo un bebé prematuro, al infectarse con el virus sincicial respiratorio desarrolló padecimientos que hoy lo obligan a usar un tanque de oxígeno permanentemente; sin embargo, el haber superado todos estos males hace que Angélica, su madre, lo llame “un milagro”.

El virus sincicial respiratorio (VSR) es una afección a las vías respiratorias que la mayoría de la población adquiere en la infancia, sin advertirlo. Empero, los bebés prematuros y los que no fueron alimentados con leche materna son susceptibles de desarrollar otros trastornos al ser infectados: desde tos severa hasta bronquitis y neumonías que, no tratadas adecuadamente, pueden causar la muerte.

Es fácil confundir al VSR con una simple gripe, pues los síntomas son iguales: catarro, congestión nasal, estornudos, tos; sin embargo, los especialistas recomiendan buscar atención médica inmediata cuando se detecten síntomas más severos, como dificultad al respirar, sibilancias (silbidos) y hundimiento debajo de las costillas. Particularmente, recomiendan tomar medidas preventivas en bebés prematuros; pues de los casos de bronquitis o neumonías que requieren hospitalización, la principal causa es el VSR.

Angélica nunca imaginó todas las consecuencias que traería para Santiago el haber nacido a las 29 semanas de gestación, “Yo creía que al niño prematuro sólo le faltaba crecer, y no es cierto”, expresa. Esto se debe a que la madre transmite al bebé inmunoglobulina, anticuerpos que defienden al bebé contra las principales enfermedades; como el sarampión y la hepatitis; señaló el neonatólogo Heriberto Pinto. Esta transmisión de anticuerpos se da a partir de la semana 32, por eso los prematuros no tienen esas defensas, puntualizó.

Pero la prematurez de Santiago no sólo implicó infecciones, sino también complicaciones para operarle el esófago –que ya estaba muy dañado por el reflujo-, debido a las constantes neumonías, y para vacunarlo, pues no contaba con el peso mínimo para aplicarle algunas de las vacunas.

“Cuando nos entregan a Santiago, pesaba un kilo 600 gramos, después de 3 meses y presentaba desnutrición severa. Yo le decía a mi esposo ‘pasa tú y si ves que la cosa está dura, me dices que no entre’, porque llega un momento en que no toleras ver tanto sufrimiento, tanto en ellos como en uno”, recuerda Angélica.

Fue hasta que ingresó en un hospital privado, que los padres del pequeño supieron que las neumonías se debían al VSR y que existen inmunoestimulantes que atacan al virus y evitan que siga causando más afecciones. Pese a que debe permanecer conectado a un tanque de oxígeno -por lo que su padre carga permanentemente con una mochila donde guarda el tanque-, y pese a que no es aceptado en las escuelas por esta dependencia, la calidad de vida de Santiago y su familia ha mejorado notablemente. “Esto nos da la oportunidad de llevarlo al parque”, dice su madre.

En el marco del Congreso Interamericano de Infectología Pediátrica, pediatras y neonatólogos señalaron que la prematurez, el uso prolongado de un respirador, las enfermedades cardiacas y neuromusculares; la falta de leche materna y una deficiencia inmunológica, son los principales factores de riesgo para adquirir el VSR.

El pediatra Daniel Loyola advirtió que, cuando se padece bronquiolitis o neumonía en los primeros años de vida, el riesgo de padecer asma es mayor. “La mayoría sigue una vida normal, pero quienes después tienen problemas, muchos de ellos tuvieron como causa el virus sincicial respiratorio”, puntualizó.

En entrevista, el especialista precisó que el virus se puede adquirir a cualquier edad, siendo los bebés el grupo más susceptible, seguido de los adultos mayores –sector en el que causa tantos trastornos como el virus de la influenza- y de quienes tienen factores de riesgo. “Puede haber un joven que tenga asma, un niño con leucemia, un adulto que fue trasplantado, también tienen riesgo”.

Por su parte, el doctor Heriberto Pinto indicó que es en ésta temporada invernal cuando aumentan las probabilidades de contraer el virus, al tratarse de una afección respiratoria similar a la influenza.

Los pediatras coincidieron en la importancia de extremar las medidas de higiene para con los bebés prematuros, así como no fumar cerca de ellos ni exponerlos a las multitudes a temprana edad; ya que podrían adquirir el virus sincicial respiratorio y desarrollar males que pudieron ser prevenidos.

“Insistir en dar el seno materno, evitar el hacinamiento, evitar exponerlo al humo del tabaco y a sitios públicos en edades tempranas; tener medidas de vacunación general”, advirtió Loyola.

“Hay que evitar las muestras de afecto directas al bebé, como besos en la cara, abrazos, hablarle a la cara; hay que aislar al familiar que tenga gripe, evitar exposición a fumadores y, en la zona de cuneros, aislar a los bebés que tengan VSR, y a los otros bebés ponerles anticuerpos, principalmente los que tengan afecciones pulmonares, cardiacas o sean prematuros”, agregó Pinto.

A ese respecto, Angélica Quintanar afirma que la prevención es una tarea de toda la familia, siendo ésta el principal foco de infección para el niño; por lo que toda su familia se ha aplicado inmunoestimulantes y vacunas.

“La prematurez es algo que no se puede prevenir ni detener cuando se presenta, pero sí hay muchas cosas que se pueden hacer por los niños prematuros para mejorar su calidad de vida. He conocido niños en las condiciones de Santiago que fueron tratados a tiempo con el inmunoestimulante y que la suerte les fue diferente”.

http://www.eluniversal.com.mx/nacion/156527.html