jueves, abril 07, 2011

#hastalamadre

Entre las muchas buenas conversaciones que tuve con mi amigo chileno José Ariztia, destaco una que me dejó muchas reflexiones sobre los mexicanos.

Mientras intentábamos mantenernos de pie en el microbús que nos llevaba a Plaza Loreto, él comentaba el asombro que le causa la sumisión del pueblo mexicano. Nos referíamos en concreto al IETU y la forma deliberada, cínica e impune en que nos recetaron este impuesto absurdo, por el cual todos nos quejamos....pero no hacemos nada (en conjunto).

Claro, hubo quienes se ampararon. Claro, hay quienes no lo pagan. Claro, hay quienes hacen trampa para deducirlo.

Pero en Chile, decía Pepe, esas cosas no pasan. Cuando un gobierno les quiere imponer algo que consideran injusto, las protestas y las movilizaciones por otras vías no paran, hasta que el gobierno desiste. "Pero las marchas no sirven de nada", le dije. "Es necesario hacer algo más".

"No pagar", respondió sencillamente.

Pero si unos pocos no pagan, se convierten en evasores del fisco y pueden ser castigados hasta con cárcel -si no pagan la fianza-. Si NADIE paga, el gobierno se vería obligado a tomar otras medidas... o echar para atrás su proyecto. Pero en México no sabemos organizarnos, y la desconfianza, la apatía y la visión individualista nos ganan. Por eso, en este país en el que todo pasa, en realidad, no pasa nada.

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Los mexicanos estamos hasta la madre de muchas cosas, desde hace varios lustros.

La marcha de ayer refleja el espanto de vivir, por primera vez en el último siglo, entre las balas. Es algo a lo que la mayoría de nosotros no estaba habituado, y me parece loable marchar, asustarnos, gritar, espantarnos; todo para no dejar que nos acostumbremos.

Pero nuestro hartazgo no es nada nuevo.

La línea anterior, más que una manifestación del sentir ciudadano, o una advertencia para algún nivel de gobierno -la marcha no le quita el sueño a nadie-, más que eso, es un lamento.

Lo que debe asustarnos no es la 'guerra' contra el narco, los 35 mil muertos, el gasolinazo nuestro de cada mes, los impuestos, la corrupción, el robo de combustible, las multas inventadas para financiar campañas, los parques mexiquenses con el nombre de la señora del cacique......

No. Lo que debe asustarnos, es nuestra apatía.

Lo que escandaliza a cualquiera que nos vea desde fuera, es que todas esas cosas nos pasan, sin que hagamos absolutamente nada por cambiarlo. Los gobiernos nos roban, la corrupción nos ahorca en cada esquina -no sólo en el gobierno- y nosotros lo permitimos.

Somos como la mujer golpeada que se queja con las amigas de que el marido le pega, pero ni lo denuncia, ni lo deja. Sigue ahi, expuesta a que él vuelva a golpearla y ella vuelva a quejarse.

Así llevamos décadas. No lo sé de cierto, pero supongo que siglos.

Estamos hasta la madre desde hace mucho, mucho tiempo.

¿Cuándo nos vamos a organizar para hacer algo al respecto?

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