sábado, noviembre 28, 2009

"Veo magia en cada cosa que hago"

Texto: Claudia Altamirano
Fotos: Jorge Serratos


(Con ésta entrada cumplo cinco años de relación con El Universal).

La magia está en la guantera. Rodrigo la abre y extrae de ella unas monedas, una soga blanca y una baraja, que luego acomoda en un estuche secreto de su cinturón. Se guarda las llaves de su camioneta y camina hacia el “Quetacóatl”, el bar donde trabaja.

Saluda al cadenero, camina directo hacia la barra y toma una cerveza. Ubica una mesa y coloca la cerveza en el centro. “Esto es cortesía de la casa”, inquiere, ante la mirada extrañada de los presentes. “Yo soy Rodrigo, trabajo aquí y les voy a hacer un truco de magia. ¿Está bien?”

Así es como uno conoce a Rodrigo Astro. Un mago de 28 años que no viste de traje, no usa un sombrero de copa del cual luego extraerá un conejo ni carga un maletín lleno de artículos mágicos. Hace magia para los comensales del Queta y eventualmente de otros bares y shows privados, en la modalidad de close- up, es decir, de contacto directo con la audiencia.

Durante tres horas, cada viernes y sábado, este ilusionista manipula el dinero a su antojo:
convierte un billete de 50 pesos en uno de 500; hace flotar billetes y levitar monedas; muerde las de diez pesos y las multiplica en la mano de un comensal del bar. También los entretiene adivinando cartas, fracturándose un brazo, moviendo objetos de su sitio y ahorcándose con la soga blanca. Todos gritan, aplauden, lo felicitan y algunos le piden su tarjeta para contratarlo en alguna fiesta.

Pero Rodrigo, pese al gran éxito que tiene como mago –un comensal del Queta incluso creó un grupo de fans de Rodrigo Astro en Facebook-, es un joven sencillo, estudiante de Finanzas, que vive con su familia y sale regularmente con sus amigos, como cualquier otro chico.

Su afición más obvia es el póker, por lo que juega cada fin de semana en un billar cercano a su casa, cuando termina su trabajo en el bar. Después de varias horas de juego y algunos billetes ganados –a veces perdidos-, Rodrigo Astro se va a dormir, cuando sale el sol.