jueves, julio 24, 2008

Sex shop a domicilio

La visita a una sex shop puede ser una experiencia tan vergonzosa para algunos, que prefieren frenar su curiosidad por conocer y probar los aditamentos para el sexo. Pero una nueva tendencia importada de España pretende acabar con esta limitante: la venta de juguetes sexuales a domicilio.

Texto: Claudia Altamirano
Fotos: David Jaramillo y Claudia Altamirano
El asombro de Cynthia va creciendo con cada artículo nuevo que le ofrecen. No se inquieta pero no puede evitar una carcajada cuando le muestran el “príncipe”, un vibrador en cuya cabeza está dibujada la cara de un hombre, con el cabello al estilo medieval. Su novio la mira escéptico, pero las otras chicas justifican al accesorio: “Es para cuando tu no estés”, dicen, y todas se echan a reír.
Se trata de una demostración de Tuppersex, la nouvel empresa mexicana que vende juguetes sexuales a domicilio, a través de una cálida reunión entre amigas en la que conocen de cerca estos productos, sin tener que pasar por el calvario que para muchos implica el entrar a una sex shop.

Al viejo estilo de las demostraciones de refractarios o productos de belleza, en las que un grupo de amigas se reunía en la casa de alguna de ellas para pasar largas horas conociendo, probando y eligiendo los productos que una de ellas vende, acompañadas de café, cigarros y galletas, Efraín Martínez y Abel Uriarte –fundadores de la empresa- convocan a una reunión idéntica, pero con otros productos: en lugar de una crema humectante les ofrece lencería comestible; los perfumes no huelen a flores sino a feromonas y en lugar de envases de plástico, les muestra vibradores en forma de pato, de balas y de pene.

El café y las galletas son sustituidas por vino tinto, fresas y chocolates, acompañadas de música ligera y luz tenue. “Tenemos aquí chocolate para endulzar lo que no sea dulce”, ofrece Efraín, mientras Ruth Vals, su socia, complementa “y si les gusta, les va a gustar más”. Entre risas y constantes bromas sobre el uso de los productos, las clientas observan, tocan, huelen e incluso activan los vibradores para probarlos en la palma de su mano, el antebrazo o el cuello.

La teoría lacaniana del falocentrismo tiene su máxima expresión en los juguetes sexuales, pues de todos ellos, el favorito es el vibrador que emula a un pene, o dildo. Particularmente el multifuncional, que estimula todas las zonas erógenas del área genital femenina: punto G, paredes vaginales, ano y clítoris. Efraín utilizó una analogía muy precisa para referirse a él: “la joya de la corona”, y tardó varios minutos en recobrar la atención de su audiencia, pues el juguete logró acapararla.

El también llamado multiorgásmico parece una joya no solo por su versatilidad sino también por su precio: aunque Tuppersex lo ofrece en alrededor de 400 pesos, en las tiendas su precio varía entre los mil y dos mil pesos, según el número de funciones: si la cabeza es giratoria y retráctil, si es resistente al agua y si tiene batería recargable.

Aun así, el multiorgásmico es uno de los juguetes más vendidos en la cadena de tiendas Erótica, a la par de otros tipos de vibradores -como los anillos para el pene con bala para estimular el clítoris-, los lubricantes y los afrodisíacos.

Pero hay quienes prefieren evitar el riesgo de entrar a una sex shop. No sólo de ser vistos, sino incluso, de ser acosados. Tal es el caso de Cynthia, cuya visita a éstas tiendas fue debut y despedida, pues una vez dentro, un hombre la abordó y le dijo al oído “a ver, ¿qué vas a comprar?”, tras lo cual salió para no volver. En cambio, la reunión de Tuppersex con sus amigas y pareja la hizo sentir mucho más en confianza para preguntar, tocar, oler y probar.

No sustituirlos por otros objetos

El uso de juguetes sexuales no siempre es divertido. El mal uso, la falta de higiene o la sustitución de los juguetes creados con este fin, por otro tipo de objetos, ha llevado en no pocas ocasiones a los usuarios al hospital.

Así lo relata la sexóloga Paulina Millán, investigadora del Instituto Mexicano de Sexología, quien señala que no son los juguetes sexuales los que pueden causar daño, sino su uso inadecuado o su sustitución por objetos como botellas de cerveza.

“Lo que me preocupa son las personas que usan otras cosas, los médicos del Instituto nos han reportado que llegan lastimadas porque usaron una pluma, botellas, una vez encontraron un foco que se había roto... En cambio, no me han dicho nada sobre daño con juguetes sexuales”, refiere la especialista.

Sin embargo, descarta que las personas utilicen dichos objetos como juguetes sexuales por los altos precios de éstos, en su lugar, lo atribuye a la vergüenza que les puede causar el entrar a una sex shop. “Bien usados, creo que los juguetes sexuales son inofensivos”.

Al margen de las materias primas, existen algunos aditamentos en particular con los que el usuario puede lastimarse si no los utiliza adecuadamente, asegura Luis Llanos, representante de la cadena de tiendas Erotika; la bomba de vacío -para lograr una erección- y los anillos de contención -para retrasar la eyaculación-. Si se usan por más tiempo del recomendado, pueden provocar coágulos por la presión y succión que ejercen sobre el pene.

Por tanto, especialistas y vendedores advierten sobre la importancia de no reemplazar los juguetes sexuales con otros objetos y, una vez adquiridos, lavarlos con jabón neutro y agua templada cada vez que se usen. “Se deben dejar secar muy bien para evitar la proliferación de hongos y bacterias, y de preferencia, rociarlos con un spray antibacterial”, agrega Efraín Martínez. No es recomendable, sin embargo, tratar de desinfectarlos con alcohol en gel, porque puede dañar la textura de algunos juguetes, agrega Abel Uriarte. “Y lo más importante es no prestarlos, deben ser de uso estrictamente personal”, puntualizaron los creadores de Tuppersex.




50 años vendiendo dulces en Coyoacán

Claudia Altamirano

Hace medio siglo, el Jardín Hidalgo de Coyoacán era un parque público donde pasear con la familia, con apenas algunos locales comerciales y jardineras. No había puestos tubulares, lonas ni bancas para sentarse. Sólo podía verse entre las filas de autos algunos vendedores que, canasta en mano, iban ofreciendo sus productos a cada automovilista; cuidándose siempre de las autoridades, que los retiraban en cuanto los descubrían.

Una de esos vendedores es Martha Martínez, que entonces era una niña de doce años acompañando a su madre y sus tías a vender dulces de amaranto que ellas mismas fabricaban. Procedentes del pueblo de Tulyehualco, Martha y su familia continuaron con la tradición, iniciada con sus abuelos, de fabricar y vender dulces típicos. "Íbamos al principio mi mamá, dos de mis tías, un primo y yo, pero luego mis tías se casaron y ya no fueron a vender. Andábamos caminando en los parques pero no había tanta gente como ahora, teníamos que acercarnos a los carros con la canasta, ya la gente nada más bajaba el vidrio y nos compraba por ahí pero no se bajaban. Vendíamos más en frente a la iglesia y en una nevería", recuerda la comerciante.

Cuando la familia Texcalpa llegó a Coyoacán, el número de vendedores no rebasaba las veinte personas; entre los cuales Martha recuerda a la señora de los globos, el señor de los rehiletes, el de los merengues. Poco a poco fueron llegando más comerciantes, pero no desconocidos: la prosperidad de la venta en el Jardín Hidalgo hizo que los vendedores empezaran a llevar a sus familiares a vender junto con ellos. "Son los abuelitos de cada giro de hoy", bromea Martha con sus hijos.

Al principio, los policías no los dejaban vender en el parque, por lo que doña Guadalupe se metía con sus hijos a la iglesia cuando eran descubiertos. Pero la renuencia de las autoridades delegacionales a permitir la instalación de vendedores fue mutando y cediendo: con los años, la canasta fue sustituida por un plástico en el piso, luego llegaron las cajas y, después de casi 40 años, se les permitió colocar un puesto tubular. "El delegado no quería que un área cultural se volviera tianguis", recuerda, pero la persistencia de doña Guadalupe, la madre de Martha, rindió frutos: se dedicó a negociar con las autoridades de vía pública y, con el tiempo, no sólo logró que les permitieran instalarse, también formó la asociación Centro Histórico de Coyoacán, que hoy agrupa y protege a los miembros de su familia que se dedican al comercio.

"Yo dejé de ir muchos años porque me casé, pero cuando volví, ya todo estaba cambiado. Pero como mi mamá ya estaba ahí, me fue más fácil entrar nuevamente. Ya había un padrón y varias asociaciones, ya todos estábamos anotados", relata doña Martha. Gracias a sus negociaciones y su empeño, Guadalupe Texcalpa ha podido vender dulces en Coyoacán durante más de cincuenta años, y son ya tres generaciones en la familia las que han vivido de ese negocio, con ocho puestos en total. "No les di herencia, pero que más herencia les podría dar que ésta? Porque el dinero se lo acaban, pero esto no", decía doña Guadalupe a sus hijos cuando les enseñaba a fabricar los dulces.

La familia Ramos Martínez forma parte de los 500 artesanos y comerciantes que fueron reubicados por la delegación Coyoacán en la Alameda del Sur; debido a las obras de sustitución del drenaje y agua potable en los jardines Hidalgo y Centenario. Aunque las autoridades señalan que se trata de una medida temporal y que sólo los mentendrán en la Alameda del Sur por cuatro meses, los comerciantes temen que ya no los dejen volver.

El sábado 5 de abril fue el primer día que la familia Ramos acudió a la Alameda del Sur a vender, pero están a disgusto porque ahi no pasa la gente, apenas venden y se llenan de polvo, tanto ellos como sus mercancías. Ese fin de semana ganaron cien pesos "y hubo gente que ni se persignó".

"No nos dieron opciones", dicen. "Era la Alameda Sur o nada, y pues de estar sin hacer nada a sacar aunque sea unos pesos, pues mejor nos fuimos allá, porque la necesidad nos gana. Aunque todos tienen empleo en diversas dependencias del Sector Salud, consideran al comercio como un ingreso mucho más estable, de ahi su preocupación.

No así en el caso de Roberto, uno de los hijos de doña Martha, para quien el comercio es su única fuente de ingreso. "Ahorita sí nos la estamos viendo difícil", pues tanto él como su esposa se dedican a eso y tienen tres hijos.
Pero su actitud es de conciliación, más que de enfrentamiento. Quieren cooperar con las autoridades delegacionales, resistir esta mala racha y respetar las determinaciones del gobierno "hasta donde se pueda". "Sólo pedimos nuestro espacio para trabajar".

Da chamba GDF a hijo de coordinador del proyecto Bicentenario

Claudia Altamirano

Con el objetivo de "promover el papel de la Ciudad de México en los eventos históricos", el Fideicomiso del Centro Histórico del Distrito Federal gastará 34 millones de pesos en proyectos conmemorativos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución mexicana.
El fideicomiso, cuyo presidente es el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, destinará este año una partida aun no definida de esos recursos a la realización de una serie televisiva cuya producción incluye viajes a las ciudades de Caracas, Bogotá, Quito, Sucre, Santiago de Chile, Buenos Aires y Madrid.

El proyecto, denominado Expedición 1808, será dirigido por la cineasta Patricia Arriaga y su equipo de producción incluye al hijo de Enrique Márquez, coordinador de la Comisión para las celebraciones del Bicentenario en el DF; a pesar de que la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos prohíbe el nepotismo.

Se trata de una gira que realizarán siete jóvenes por los siete países cuyos procesos de independencia iniciaron entre los años 1808 y 1810; incluido España, “pues el 2 de mayo de 1808 se inicia la revolución de mayo en Madrid, suceso que abre la puerta a todos los procesos de independencia iberoamericana”, argumentó Enrique Márquez.

En noviembre de 2007, la Comisión para las celebraciones del Bicentenario lanzó una convocatoria para elegir a siete jóvenes que realizarían trabajos relativos a la independencia en las categorías de cine, literatura, historia, artes plásticas, economía y música. Los ganadores partieron el 4 de marzo pasado a Caracas, ciudad donde inicia la gira durante la cual desarrollarán sus obras.

El sistema INFOMEX del Distrito Federal detalló, en respuesta a una solicitud de información, que el presupuesto autorizado para la coordinación de los festejos del Bicentenario es de 34 millones, 918 mil 42 pesos, tres millones más de lo reportado por el Programa Operativo Anual 2008 del Fideicomiso, que publica un presupuesto de 31 millones.

Pese a que la Comisión a cargo de Márquez es una instancia local, el funcionario sustenta la realización de un viaje intercontinental en la idea de “abrir el ángulo para la divulgación de nuestra historia y no quedarnos sólo con la historia local”.

No obstante, Márquez rechazó que se trate de un proyecto ostentoso y que contravenga la Ley de Austeridad para el gobierno del Distrito Federal.

“¿Quién dice? Nosotros creemos que así se hace mejor. Son criterios. En este caso, ¿quién nos puede determinar qué es lo austero? No es un proyecto dispendioso, es un proyecto muy original”, puntualizó en entrevista con EL UNIVERSAL.

Agregó que los recursos del Fideicomiso podrían no ser necesarios, pues la Comisión a su cargo está generando, paralelamente, una campaña para la obtención de recursos de empresas privadas. Sin embargo, la expedición ya dio inicio, por lo que la producción está ejerciendo ya el presupuesto asignado.

El director del Fideicomiso del Centro Histórico, Mónico Ávila, ha rechazado hablar de este tema, mientras que el equipo de producción de la serie televisiva fue obligado a firmar un acuerdo de confidencialidad, para evitar que cualquier información sobre la realización de la serie sea difundida.



http://www.eluniversal.com.mx/ciudad/89643.html

Una llamada, su regalo navideño

Texto y fotos: Claudia Altamirano

Pocas veces una llamada telefónica había sido tan importante para María. Desde que salió de la provincia de Cañar, en Ecuador, no había podido comunicarse con su madre y, en estas fechas, esa llamada cobra capital importancia.

Detenida en la estación migratoria del Distrito Federal por su condición de indocumentada, María tendrá que pasar la Navidad y el fin de año en la estación y no en su casa; acompañada por otros paisanos a los que recién conoce y no por su familia.


A sus 21 años, es madre soltera de un chico de cinco; quien quedó al cuidado de su abuela cuando su madre partió al norte, persiguiendo un objetivo que quedó truncado: Estados Unidos.

Pero María no llora por no haber llegado. Sabe que el pollero le da otras dos oportunidades más de intentar llegar, por el mismo dinero. Llora por la inminente llegada de una Navidad lejos de su familia y, sin haber podido siquiera, llamarles una sola vez para decirles que está viva.

Su petición fue escuchada por otras paisanas, las titulares de la Asociación de Ecuatorianos Residentes en México (Ecuarmex); quienes llevaron a la estación migratoria un regalo navideño: tarjetas telefónicas de larga distancia para los 31 ecuatorianos allí detenidos.

La melancolía en los rostros de las 11 mujeres y 20 hombres ahi retenidos se esfumó al recibir las tarjetas. Aunque sólo María lo había expresado, todos estaban desesperados por llamar a sus familiares; la mayoría ubicados en Ecuador pero algunos también en Nueva York o Miami. Todos brincaron de sus asientos cuando Rosario Olmedo, secretaria de Ecuarmex, extrajo de su bolso las tarjetas telefónicas, que representan el mejor regalo navideño: la posibilidad de, al menos, saludar a sus seres queridos.

Una posada dentro de la estación y un improvisado festejo navideño entre compatriotas no es suficiente para los expulsados: de su país por la falta de oportunidades y ahora también expulsados del sueño de obtenerlas en otro. Aun así, los ecuatorianos agradecen la tarjeta, la ropa, los zapatos y los artículos de higiene personal que les obsequian. No se quejan de nada, aseguran que en la estación no les falta nada; sólo piden una cosa: estar en Ecuador antes del 24 de diciembre.

Pero esto no será posible en la mayoría de los casos: la saturación en los vuelos por la temporada alta complica su regreso a casa.

La timidez caracteriza a los migrantes ecuatorianos, afirma el personal de la estación de Iztapalapa. Quizá es por ello que, cuando se les pregunta qué necesitan, o si los trata bien el personal del Instituto Nacional de Migración (INAMI), los detenidos aseguran que nada les falta y que todo está bien. Pero basta que uno se anime a expresar alguna inconformidad, para que los demás lo secunden y lluevan las quejas.

Las hostilidades de la secretaria y el trato déspota del médico son sus principales reclamos. “Nos dan la misma medicina para todo”, afirma uno de los chicos asegurados, quien pasó tres días sin dormir bien por el malestar estomacal y renovando su dolor con cada alimento que ingería.

Y aunque los detenidos no se quejan de las condiciones de higiene en la estación, sus paisanas de Ecuarmex buscan acopiar una nueva tanda de donaciones; ésta vez de toallas, pues dicen que al bañarse, las mujeres no tienen con qué secarse y utilizan su propia ropa.

“La secretaria es muy grosera”, acusan al embajador de Ecuador en México, Galo Galarza; quien les ofrece realizar, a través de la representación diplomática, las llamadas que necesiten.

Pero otros piden un favor más: una muñeca para llevarle a su hija. Fredy Paredes, de 35 años, dejó en la provincia de Cuenca a su esposa Maribel y a su pequeña, de quienes guarda fotos en su cartera, junto a la de su hijo fallecido. En otro compartimiento, conserva cabellos de ellas y un poco de tierra de la tumba del niño.

La educación de su hija bien vale el enorme riesgo que corre y los miles de dólares que deberá pagar al coyote; pues la niña “tiene un coeficiente intelectual muy alto”, y su salario no es suficiente para “la educación que ella merece”, dice.

Los villancicos que les pusieron para ambientar el festejo navideño adelantado hacen llorar a Fredy. “Mi hija quería una muñeca, pero ahora me dice que ya no la quiere, que ya sólo quiere que regrese”.
http://www.eluniversal.com.mx/ciudad/88272.html