jueves, junio 07, 2007

Mil dólares y caminar dos días, el precio por cruzar la frontera

Claudia Altamirano
Enviada

Santiago Juxtlahuaca, Oax.- Las paradas de los autobuses que viajan desde Oaxaca hasta Tijuana, se han convertido en puntos de encuentro entre migrantes y coyotes, quienes ofrecen a los campesinos cruzarlos al otro lado de la frontera con Estados Unidos a cambio de mil dólares; cantidad que es facilitada por los vendedores de boletos de autobús y cobrada a plazos, con un 20 por ciento de interés.

En el paso de la carretera federal se ubican varios locales que expiden boletos de autobús, con destino a las ciudades de Tijuana y Ensenada, principalmente. La dueña de uno de esos locales asegura que todos los viajeros van a trabajar al campo norteño, durante la época de siembra, para luego volver con sus familias en octubre. Pero no se trata sólo de migración nacional: al menos dos de esos vendedores de boletos permiten a los coyotes negociar “el cruce” ahí mismo y conceden préstamos para que puedan pagar al pollero que los llevará “del otro lado”. Después, cobra el dinero a plazos a los familiares que se quedan y reciben las remesas, ganando un 20 por ciento de interés por el préstamo.

El arreglo es fácil, lo difícil vendrá después. Basta preguntar al chofer del autobús con quién hay que hablar para llegar a Los Ángeles, Nueva York o cualquier ciudad estadounidense. El chofer asiente y manda llamar a un hombre que viajará en el mismo autobús: “Dile que alguien más se quiere ir para allá”, dice. El hombre se acerca cautelosamente, mirando alrededor y sin decir nada. Una vez estando con él, sólo hay que indicarle el sitio al que se pretende llegar. “Pero va a tener que caminar dos días”, advierte. “Tiene que pagar mil dólares allá, pa’ que la pasen... yo la llevo con la persona, pero va a caminar dos días”, insiste.

Dinero no es lo único que el coyote pide. Para asegurarse que haya alguien esperando al migrante en Estados Unidos, exige un nombre y un número telefónico. “Yo no los puedo dejar ahí tirados nomás, yo tengo que dejarlos con alguien”, argumenta el hombre, pero la creciente cifra de secuestros a migrantes deja abierta la duda sobre su verdadera intención.

“Hábleme el viernes para que me dé el número y se va en dos semanas”, promete mientras dicta un número telefónico de Phoenix, Arizona. “Le contesto yo... el ‘chilo’... porque primero necesito ver que sí sea el número, probar que sí tiene alguien allá”, reitera.

Siendo una de las principales ciudades del estado, Juxtlahuaca es una vía de paso para migrantes de todos los municipios circundantes. Una estampa típica en esa ciudad son los grupos de campesinos congregados en una esquina, esperando el camión que los llevará hasta la frontera. Las camionetas del transporte público entre municipios llegan aquí a descargar el pasaje que minutos después llenará el autobús. Esta escena se repite cada miércoles y sábado, días de salida de los camiones que, con un boleto de 900 pesos, habrán de llevar a coyotes y migrantes juntos hasta el sitio donde un pollero los llevará, por once mil pesos más, a la tierra prometida.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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