viernes, diciembre 14, 2007

Una luz

Mientras los empleados de Luz y Fuerza del Centro instalan diablitos, alteran medidores y reciben gratuitamente el servicio de luz, a los usuarios se les castiga el gasto de energía con límites al subsidio, desprotección contra “colgados” y hostilidades; resultado, dice la Compañía, de la falta de recursos humanos y económicos.

Texto y foto: Claudia Altamirano

El humor de Marcela cambia drásticamente cada dos meses. Al ver el recibo de luz en su buzón, se disparan sus niveles de estrés, pues siente que su esfuerzo ha sido inútil: desde hace más de dos años dejó de planchar su ropa, olvidó la aspiradora y el horno de microondas, y desconecta todos sus aparatos al salir. Todo con la intención de reducir su consumo de energía, pues el cobro se triplicó de un recibo a otro: pasó de 400 a 1296, llegando hoy hasta los mil 940.

Al solicitar una aclaración, los empleados la responsabilizaron de éste cobro; argumentando que ése es su consumo real y que, si le parecía excesivo, revisara su consumo y su instalación eléctrica. Con la conocida hostilidad que los caracteriza, le explicaron que debe consumir menos de 500 kilowatts por hora (kwh) para evitar entrar en la tarifa DAC (doméstica de alto consumo), que se aplica al rebasar los 500 kwh y que no tiene subsidio.

Pese a que una familia regular no consume más de 400 kwh –unos 500 pesos- al bimestre, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) recibió 2 mil 56 quejas en 2006 y mil 558 de enero a septiembre de 2007; siendo el cobro indebido la principal causa de las quejas.

Aunque el número de quejas ha ido decreciendo desde 2004 a la fecha, el número de casos en los que se logró la conciliación entre empresa y usuario también ha ido a la baja: 72 por ciento en 2006 contra 65 por ciento en el presente año.

"Esos cobros son legales", señala Edgar Olvera, coordinador ejecutivo de la subprocuraduría de servicios de Profeco, " lo que pasa es que mucha gente no sabe de ella y no mide su consumo para evitar entrar en ese esquema de cobro".

Mientras los usuarios deben ahorrar energía para no perder el subsidio, los trabajadores de Luz y Fuerza pueden gastar el triple sin pagar un solo peso: cuentan con el beneficio de no pagar la luz en tanto no superen los mil 500 kwh en su consumo; “cosa que nunca va a suceder, porque ningún trabajador tiene una mansión con tantos aparatos como para consumir eso”, afirma Benjamín, un ex empleado de la Compañía.

Los trabajadores son responsables de la mayoría de los errores en el cobro, admite Benjamín, por la forma en como toman las lecturas de los medidores: las “calculan” con base en consumos anteriores, las omiten o, incluso, llenan papeletas en las cantinas; para evitar hacer los largos recorridos que les tocan.

Así, el consumidor se encuentra a merced de errores u omisiones que les generan cobros altísimos, mientras Luz y Fuerza no tiene forma de controlar a sus trabajadores. Tanto la empresa como el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), justifican estas prácticas con la falta de dinero, que les impide adquirir nuevas tecnologías para la toma de lecturas y evitar errores.

“Ese tomador de lecturas que en vez de ponerte 100 kilowatts te puso mil, porque tiene mil servicios que ir a recorrer, ese ser humano está impedido de tener errores; porque así lo reclama la sociedad. Pero para que me pueda correr el patrón por cometer algún error, pues primero que me dé los elementos para trabajar”, argumenta Fernando Amezcua, secretario del exterior del SME.

Por su parte, el subgerente comercial de Luz y Fuerza, Elías Izquierdo, asegura que se encuentran en un proceso de modernización que subsanará las fallas que tanta molestia generan en la sociedad. La muestra, señala, es que las sucursales ya cuentan con computadoras, ya existe un sitio web y las quejas ya pueden presentarse por teléfono.


Siendo Luz y Fuerza la única empresa que provee de electricidad al Distrito Federal, la única alternativa para los usuarios es el ahorro; para lo cual la Compañía recomienda desconectar los aparatos y apagar los focos que no estén en uso y evitar, en lo posible, el uso de calentadores en ésta época de frío, pues sólo ese aparato podría triplicar el consumo regular.

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