martes, marzo 28, 2006

Bichos trabajando

-Claudia Altamirano
No publicado

Los daños al medio ambiente que provocan los derrames de hidrocarburos en el agua y el subsuelo –como el petróleo- tienen hoy una posibilidad de ser eliminados de una forma natural, barata y eficiente: las bacterias. A través de una tecnología conocida como bioremediación, se coloca en el sitio contaminado una bacteria natural que destruirá el contaminante, eliminando así sus efectos nocivos sobre la superficie dañada.

De acuerdo con el organismo Revisión Geológica de los Estados Unidos (U.S. Geological Survey), esta tecnología fue descubierta a mediados de la década de los ochenta, pero utilizada para descontaminar superficies en ese país desde hace 13 años. Actualmente, la patente de esta tecnología pertenece a la compañía Sub-Surface Waste Management (Manejo de Residuos del Subsuelo).

Un derrame de 80 mil galones de combustible en el sur de Carolina, en 1975, dejó una secuela de contaminación en el suelo arenoso y el agua debajo de él, misma que arrastró los residuos de combustible hasta una zona residencial. Para 1985, esto se había vuelto un problema ecológico emergente, que solo pudo ser solucionado cuando los científicos descubrieron que las bacterias generadas en el agua estaban consumiendo componentes nocivos del combustible; de lo cual se derivó la tecnología de bioremediación.

Según la Sub-Surface Waste Management, el proceso consiste en generar un entorno propicio en el área contaminada para la formación de bacterias, con agua y nutrientes que estimulan la producción de microorganismos. Para reproducirse, estas bacterias se alimentarán de los componentes principales del hidrocarburo contaminante, lo que provocará su descomposición hasta sus últimas partes.

Una vez degradado, el hidrocarburo pierde sus capacidades contaminantes, convirtiéndose en dióxido de carbono inofensivo para el medio en el que fue esparcido.

Esta tecnología puede ser aplicada tanto en agua, como en suelo e incluso en metales y materiales de construcción como el concreto; que hayan sido impactados por petróleo, gasolina, solventes y otros hidrocarburos.

En nuestro país, esta tecnología es utilizada apenas a nivel privado; por empresas que manufacturan piezas que, posteriormente, son ensambladas en fábricas estadounidenses; o por empresas, particulares también, que ofrecen este servicio a Petróleos Mexicanos, bajo la licencia de la empresa estadounidense que posee la patente.

Fuentes oficiales de la empresa Bartlett de México, que cuenta con el permiso para desarrollar esta tecnología en México, confirmaron que se encuentran en negociaciones con PEMEX para remediar las zonas que han sido impactadas con derrames de petróleo y otros hidrocarburos de la empresa, que, de acuerdo con la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (PROFEPA), fue responsable del 57 por ciento de las emergencias ambientales a nivel nacional entre los años 1997 y 2001.

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