viernes, diciembre 01, 2006

Cuando la basura nos alcance


Deshacerse de la basura parece un problema resuelto por el espacio aparentemente infinito de los tiraderos, pero un mal tratamiento de los desechos los convierte en una bomba de tiempo. Sólo 9 estados tienen una planeación adecuada de instalaciones para la disposición final de los desechos. Cuernavaca es hoy, un ejemplo real de lo que podría ocurrir a cualquier ciudad del país si no toma en serio este asunto.

Texto y foto:
Claudia Altamirano

Tener un restaurante de mariscos frente a un contenedor de basura no representó nunca un problema para la señora Keiko de Avilés, hasta que el contenedor se perdió de vista, sumido en un cerro de bolsas llenas de desechos. A más de un año de haber puesto su negocio a un costado de la autopista del Sol, en la ciudad de Cuernavaca, jamás había visto tanta basura junta ni tanta clientela perdida. El olor es tan fétido, que sus ventas han bajado a más de la mitad.

El depósito conocido como El Polvorín, ubicado sobre la autopista y junto a un módulo de atención turística de Caminos y Puentes Federales, se convirtió en una montaña de basura acumulada desde 20 días atrás, cuando los camiones recolectores dejaron de llevársela. “El dolor de cabeza no se nos quita”, exclama la señora Avilés. “Empezamos a tener moscas y cucarachas, diario fumigamos, pero no se acaban y no podemos estar encerrados tampoco, se nos encierra el olor”.

Para evitar que las ratas entren a su local, Consuelo García, dueña de una tienda de abarrotes próxima al contenedor, ha colocado pan envenenado en la banqueta. Es lo único que puede hacer, tras haber perdido todo lo que invirtió en un pequeño local de jugos y tortas, que estaría a un lado de la tienda y sería inaugurado 20 días atrás, justo cuando la basura empezó a acumularse.

Martín, el encargado del contenedor, porta un cubrebocas para soportar las horas que tiene que pasar en ese lugar, aun siendo pepenador. “Ya no deberiamos recibirla, pero la gente no entiende que ya no cabe, vienen y tiran sus bolsas... Luego quieren hasta golpear a uno... Se enojan. No podemos ni sacar el material para venderlo, porque al romper las bolsas, con el viento se regaría la basura y el olor”, lamenta.

Otro vecino del restaurante es el odontólogo José Eugenio Brito, quien se ha visto obligado a rentar otro local para atender a sus pacientes en la avenida Plan de Ayala. “Yo cierro por higiene. Estoy aquí por obligación pero no puedo dar consulta, no puedo tener a los pacientes con la boca abierta aquí. Se me estan viniendo todas las moscas”.

Estos empresarios son un ejemplo de lo que vive la capital morelense: las consecuencias de un mal manejo de los desechos y un desinterés total de las autoridades por resolver un problema viejo pero creciente, al que sólo atienden cuando lo importante se ha vuelto urgente.

La ciudad de la “eterna primavera” es un botón de muestra de que la basura puede ser una fuente de empleo e ingresos importantes, o un grave problema ambiental y de salud, según el tratamiento que se le de. De acuerdo con la investigadora del Instituto Politécnico Nacional, Rosa Laura Meraz, en México hay tres tipos de sitios para disposición final de desechos: El basurero a cielo abierto sin ningún control; el basurero controlado, que es un banco de materiales donde se compacta y cubre la basura con tierra; y el relleno sanitario, obra de ingenieria con sistemas de captación de biogas y lixiviados (líquidos producto de la basura orgánica).

Según reportes de autoridades estatales, recabados por la Secretaría de Medio Ambiente (SEMARNAT), existen 650 tiraderos a cielo abierto y alrededor de 200 sitios controlados, de los cuales sólo nueve “se acercan” al cumplimiento de la norma ambiental: Monterrey, Torreón, Tlanepantla, Mérida, Querétaro, Nuevo Laredo, San Juan del Río, Nogales y Durango.

Esto significa que, de 32 estados que conforman el territorio nacional, 23 no han realizado la adecuada “selección del sitio, diseño, construcción, operación, monitoreo, clausura y obras complementarias de un sitio de disposición final de residuos sólidos urbanos y de manejo especial”, que exige la NOM-083-SEMARNAT-2003, por lo que corren el riesgo de, eventualmente, padecer conflictos logísticos y sociales derivados de un mal tratamiento de su basura, similares a los que vive hoy la ciudad de Cuernavaca.

“La disposición de los residuos tradicionalmente ha sido en tiraderos a cielo abierto, que causan muchas molestias y contaminan”, reconoció Jorge Hinojosa, secretario ejecutivo de la Comisión Estatal del Agua y Medio Ambiente de Morelos; estado que se ubica en el grupo de los que más basura producen en todo el país: el 63 por ciento de los desechos a nivel nacional se generan en la zona centro, integrada por Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, México, Michoacán, Morelos, Puebla, Querétaro, Tlaxcala, Veracruz y el Distrito Federal.

De dichas entidades, sólo Querétaro y el Estado de México cuentan con un relleno sanitario adecuado. Destaca que en Querétaro existan dos rellenos de este tipo, siendo que durante 2005 produjo sólo 504 mil toneladas de basura, mientras que los mexiquenses produjeron 5 millones, 902 mil toneladas en ese mismo año, teniendo sólo un relleno en regla.

Los focos rojos, por el número de toneladas de desechos que generan contra el número de rellenos adecuados, son: el Distrito Federal, que en 2005 produjo 4 millones, 550 mil toneladas; Jalisco, que en el mismo periodo generó 2 millones 482 mil toneladas; Veracruz, con un millón 927 mil toneladas; Guanajuato, con un millón 584 mil toneladas y Puebla, con un millón 548 mil toneladas. Resalta el caso del Estado de México, que siendo el mayor productor de basura en el país (5 millones 902 mil toneladas durante el año pasado), cuenta con un solo relleno en regla; y su tiradero más recurrido –el Bordo de Xochiaca- procesa sólo un 20 por ciento de sus residuos.

Tetlama: la discordia

Los habitantes de Tetlama, un municipio ubicado a 30 kilómetros de Cuernavaca, bloquearon el acceso al gran basurero del mismo nombre, cansados del paso diario de más de 50 camiones por su avenida principal, que en el trayecto regaban basura, esparcían la peste y quebraban el pavimento, dejando grietas y hoyos por todo el camino.

Los conductores de los recolectores, indiferentes al bloqueo –pues siguen percibiendo un salario del ayuntamiento-, decidieron no recoger más basura hasta que se abra el acceso, al no haber dónde depositarla ni camiones para transportarla. En el punto de transferencia de El Polvorín, una mina cercana a la ciudad que sirve como encierro para los recolectores, ya no cabe un trailer más: todos están estacionados y rebozantes de basura, en espera de un sitio a donde llevar su carga.

En Tetlama, los pocos pepenadores que permanecen ahí se quejan de quienes bloquearon el paso al basurero, excepto Hipólito García Ramírez, quien reconoce que, en este problema, el único irresponsable ha sido el gobierno de Morelos. “Yo trabajo aquí, yo me beneficio del tiradero, pero no por eso voy a dejar de ver que el gobierno no quiere tratar la basura, quiere venir y botarla aquí y ya”, acusa.

Aunque acepta que su fuente de ingreso se ve afectada con el bloqueo, Hipólito -quien posee una planta aplanadora de PET que le permite vender más-, confiesa que los pepenadores podrían vivir de otra manera, trabajando en otra cosa. “Muchas veces la gente que trabaja en la basura se aferra a ella porque no quiere que nadie la mande, aquí cada quien hace lo que quiere y llega a la hora que quiere, la gente ya se acostumbró a esa manera de vivir, pero de que no haya trabajo, eso es totalmente falso”, admite.

Carente de estudios pero con un mundo de experiencia, Hipólito plantea una solución integral al problema de la basura, idéntica a la solución planteada por la maestra Meraz, del IPN. “Quieren poner basureros pero sin los estudios pertinentes. Si tuvieran todo separado no se les incendiaría, pero aquí vienen y tiran todo parejo. La solución es que el gobierno busque un lugar pero bajo la norma 083: buscar un terreno con sus celdas, sus canaletas de lixiviados, sus tubos de biogas... y para eso no se necesita mucho dinero. La basura es un problema que se les está yendo de las manos”, sentencia.

Por su parte, la maestra Rosa Laura Meraz, especialista en gestión integral de residuos, coincide con Hipólito al señalar que, la única forma de evitar que otra ciudad se inunde de basura, es crear rellenos sanitarios con celdas, una geomembrana, los desechos compactados y cubiertos de tierra; con pozos de captación de biogas y de lixiviados.

Separación, esfuerzo insuficiente

Los esfuerzos del gobierno, indicó la investigadora, deberían dirigirse a buscar otras alternativas, pues la separación entre orgánico e inorgánico, a pesar de ser útil, aun es insuficiente. Es necesario fomentar cada vez más, recalcó, el reciclaje, el composteo y la incineración, pues hasta hoy es muy poco lo que se recicla -de 14 mil toneladas de basura que se producen en el DF al día, solo 2 mil se quedan en las plantas de separación- y hay muy pocas plantas de composteo (solo la Central de abasto produce 900 toneladas al día de residuos orgánicos).

En el fondo de esta problemática, asegura la investigadora, hay una solución viable y una fuente importante de empleos y dinero. De tratarse adecuadamente, la basura generaría grandes ganancias al reciclarse y trabajo para quienes se ocupen de ello, amén de librar a todos de sus desechos sin que estos se desborden y provoquen conflictos sociales, como los de Morelos. En contraste, otros estados explotan en su beneficio los tiraderos de basura, como Nuevo León, donde los gases emitidos en los basureros son utilizados para generar energía eléctrica; lo cual puede ser muy rentable si se considera que una tonelada de residuos produce 107 metros cúbicos de metano.

A fin de evitar que otras ciudades se vean invadidas por sus propios desechos, el titular de medio ambiente de Morelos recomendó a los estados en riesgo trabajar en los sitios de disposición, cumpliendo con la normatividad y buscando el consenso local; tratar de llevar beneficios a la población en lugar de perjudicarlos. “Hay dinero, hay empleo, convencerlos de que bien manejado, más que perjuicios trae beneficios. (...) Pensamos que la cuestión del medio ambiente nunca nos iba a alcanzar, pero esto hay que verlo ya”.

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